De mi misma…
Con los ojos llenos de anhelos y esperanzas recorro la vida; lejana de los abrazos de mi tierra pero cercana a los recuerdos.
Por el metro cincuenta y siete que me encierra vagan las emociones: igual son suaves y socegadas como ruidosas y furiosas…
No existen grises.? ? «O blanco o negro», decía mi madre, de quien pude aprender mucho: a cantar no solo bajo la ducha, a reir, a abrazar, a acariciar, a ser dura para luchar, a ser blanda para amar.
Mis manos son su fiel herencia y, algunos dicen, su nariz y su luz…
Camino firme entre un mundo que exige lo material pero me muevo mejor en el mundo que exige lo espiritual.
Creo en la gente con calidad de gente, creo en las almas, en lo intangible de la energía pura, creo en la sinceridad de las personas y en los besos que curan.
El arte en toda su expresión me hace llorar, el odio y la injusticia también.
Me transformo en niña, gato, nube, paz, soledad mediante la escritura y la pintura, en ese instante silencioso que me regala el día…
Se funde mi mirada con el mar que me rodea donde tengo la suerte de vivir… y a veces me pregunto: vale la pena negociar tanto con la vida? vale la pena dejar, tomar y retomar las cosas?…
? Mi respuesta?… no lo sé, siempre es distinta, poseída por el momento y la situación que atavieso…