Contrición de un autorretrato indefinido
Puedo describirme como me ven, como me veo; pero nunca lograré hacerlo tal cual soy.
Al principio fui una persona humilde, ahora que estoy en grado de pedirle a la vida más de lo que ella puede darme, soy una persona en conflicto.
La esposa perfecta hasta que me enojo. La amante que todo hombre desearía tener y sólo uno disfruta cada día.
La madre adorable y mal criada para mi hija chiquita. La compinche y autoritaria para la mayor.
Miope, con una de esas miopías exageradas, las venas se rompen, la retina se abre, el cristalino desborda y deambula por sitios inusuales. Esta debilidad decide sobre mi vida y mi físico. Cualquier esfuerzo me perjudica; no puedo agacharme y si algo se me cae de las manos ahí se queda. He deseado durante años ser madre de doce hijos, he logrado cuatro embarazos y evitado miles, parido dos veces intercaladas con dos abortos naturales; ahora, como mis oculistas han decretado que el esfuerzo de otro parto, y el desequilibrio hormonal de un embarazo, me dejarían ciega, mis otros, hijos deberán ser adoptados.
Tengo senos exagerados, soy colérica exagerada, amante exagerada y depresiva cuando no hago el amor.