Filed under: Creatividad - Primer ejercicio — barbara at 9:48 pm on domingo, abril 18, 2010

8,45 de la mañana. Veo venir a una mesera que me trae el cortado que pedí, sobre una? bandeja que sostenía con ambas manos. Lo apoya en la mesa, y con un pulso tembloroso agarra la tasa de café y lo deja en frente mío. Luego camina hasta la barra del fondo y allí se queda parada.

El local esta casi vacío, hay dos jóvenes sentados? del otro lado de donde yo estaba, murmurando cosas que no llegaba a escuchar. Tres hombres al frente mío, hablaban en vos alta tomando cerveza. Charlaban como viejos amigos, sin siquiera terminar una oración y ya comenzando a decir otra, interrumpiéndose cada dos por tres, y dejando soltar una carcajada de a ratos. Concluyó la conversación con una absurda votación. Los dos más cercanos a mi votaron un «si», siendo estos los ganadores.

Sorbo un poco del café que ya se esta enfriando, y abro el libro que traje con migo. La Edición es? vieja, con letras chicas en tinta negra. De haber estado en mi casa, leerlo hubiera sido más simple, bastaba con ir a buscar una lámpara y encenderla cerca mío. Pero esta vez tengo que arreglármelas solamente con la luz que me regala el sol de esta mañana. La historia es verídica, había ocurrido hace tiempo atrás en un local parecido en el que yo estoy. Se trata de la vida de un viejo con un complicado problema de familia.

“Observo a la pequeña Lucía jugar en el columpio a lo lejos, y aun sabiendo que no era un experto, quiso intentar explicarle que ay cosas que se hacen sin pensar. Pero su cobardía fue tal que, al tropezarse torpemente con una roca, tomó eso como una señal, y se fue. Camino hacia el único lugar que aun lo aceptaba. Se sentó en su silla predilecta, y al no ocurriósele otra cosa, tomó el libro que siempre llevaba consigo.» leí.

Alguien entra al local, pero la campana de la entrada no suena. Escucho que se acerca, y se que viene a reclamar la deuda, pero aun así no levanto la vista, continúo leyendo.

«-Gallina…-» leo.

-Gallina… cobarde-dice furioso el recién llegado.

El disparó sonó muy fuerte, y yo caigo al piso. Tendido en el suelo abro mis ojos. Veo la mesera todavía sin hacer nada, a los jóvenes enamorados todavía murmurando, y veo también como salen del local, los tres viejos amigos.

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