Engaños

Filed under: Teatro: Segundo ejercicio — Victoria at 6:32 pm on miércoles, junio 9, 2010

Personajes

Liliana: Ama de casa y limpiadora. Gorda y graciosa. Casada con Rodolfo.

Rodolfo: Ocioso, vive de su mujer y de sus padres. Alto, delgado, con anteojos. Algo distante, serio y altivo. Casado con Liliana.

PRIMER ESCENA

Escenografía: Casa de Rodolfo y Liliana, en un living espacioso y un tanto acogedor, sentados en un sillón color carmesí, junto al televisor y a una pequeña mesa.

Liliana: Estoy cansada de tanto descaro, de tantas mentiras, Rodolfo. Hoy entró a limpiar en la oficina de mi jefe, Miguel, ¡y lo encuentro con otra! ¡Sí, mi jefe engañando a su mujer! Yo no sé como la gente no se avergüenza de tales atroces barbaridades, no tienen cara, ya no les queda respeto por nada, ni por el matrimonio tienen respeto; juran la fidelidad, el compañerismo, el cariño y el amor hasta que la muerte los separe, y sin ni siquiera pensarlo, en un segundo lo tiran todo por la borda, ¡veinte años de matrimonio arruinados en un día! ¡Qué barbaridad!

Rodolfo: Se le veía en la carita, sí, a tu jefe, yo te dije que el tipo no me caía bien, yo lo presentía y tenía razón, como tantas veces la he tenido (con aire triunfante). Pero de todas formas vos no te preocupes, gente así hay en todos lados, lo importante es que vos no te rodees de ella.

Liliana: Rodolfo (tono cariñoso y melodramático), ¿vos no me estarás metiendo los cuernos no?

Rodolfo: (sorprendido y exaltado) ¿pero qué decís, Liliana? ¿Cómo vas a dudar de mí? Si sabes que yo te amo, yo no soy esa clase de personas que tiran años de matrimonio por la borda, no seas boba, Liliana.

Liliana: Tenés razón, no sé cómo se me pasó por la cabeza tal tontería, disculpame, Rodolfo.

Rodolfo: No te hagas problema, todos sufrimos la inseguridad alguna vez.

Liliana: Ahora yo me pregunto, ¿Carmela (la mujer de Miguel) sabrá o sospechará sobre la vil traición que se esconde tras la carita de santo de mi jefe?

Rodolfo: No sé, Liliana, pero viste como es, hoy en día en términos generales el matrimonio se ha convertido en nada más que celos, reproches, engaños, y quién sabe, tal vez Carmela ya esté enterada pero tenga miedo de quedarse sola, triste y abandonada.

Liliana: Sí, es complicado, pobre Carmela; no sé que es peor mirá, que sepa del engaño y que se esté tragando el dolor, o que no sepa y que el marido se le ría por la espalda.

Rodolfo: Cuando lamentablemente la pareja no es buena, no funciona, es así, es simple, no es cuestión de… (lo interrumpe)

Liliana: ¿Rodolfo, vos apagaste las papas?

(Rodolfo se levanta, corre desesperado camino a la cocina, se tropieza con un mueble, cae de boca al piso y Liliana? ríe a carcajadas sin siquiera moverse para ayudarlo, Rodolfo la mira molesto y se levanta desempolvando su ropa, sale de escena; mientras tanto Liliana continúa un tejido que tenía guardado en un cajón. Luego de unos instantes regresa Rodolfo).

Liliana: ¿Se quemaron?

Rodolfo: Un poco, pero como yo soy un excelente chef? pude disimularlo con un poco de ingenio.

Liliana: ¿Qué les pusiste?

Rodolfo: Secretos de chefs.

Liliana: No me importan los secretos pero espero que hayan quedado ricas, si no te vas a ligar una penitencia (se ríe).

Rodolfo: Yo lo que espero es que eso que estás tejiendo no sea para mí.

Liliana: Sí, es para vos, y te va a tener que gustar porque lo vas a usar de todas formas.

Rodolfo: Tengo 46 años, Liliana, ¿te parece que estoy para que me obliguen a ponerme un buzo de lana azul con corazoncitos y lunitas?

Liliana: (carcajea) te lo vas a poner sí, porque sino yo voy a decir otro tipo de secretitos que vos guardas. (vuelve a reír)

Rodolfo: No digas pavadas, Liliana, yo no guardo ningún “secretito” que me avergüence.

Liliana: Dale, Rodolfo, no hay nadie más acá, nosotros sabemos. (se ríe)

Rodolfo: Basta, Liliana, no seas boba.

(Liliana prevé que se va a enojar y cambia de tema).

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