El don del pequeñom olvido

Filed under: Varios — robercerello at 5:33 pm on sábado, abril 9, 2011

EL DON DEL PEQUEÑO OLVIDO
A la luna se va y regresa rápido montado en el pequeño olvido. ¡Tan fácil olvidamos!
De la misma manera que cazamos lagartijas en una lata de duraznos. Solo esperamos que la victima caiga por su propia ingenuidad.
Ni a la luna se viaja en el pequeño olvido, como tampoco es fácil cazar lagartijas.
Todo lo contrario. Se requiere de una capacidad extra que nace con nosotros, para ir sumando pequeños olvidos. Son lapsos de ausencias que protegen nuestra alma del verdadero horror que significa la fatalidad de no poder cambiar las cosas.
Cambiar las cosas, para vivir a un costadito del infierno, en un cielo mítico y antropomórfico. Se trata de vivir lo mejor que se pueda confiscando los malos recuerdos. Así vamos construyendo la casa de los espectros a la vera de estos fraudes diminutos. No sólo la tierra es sedimento de cadáveres sino presencias innumerables de figuras fantasmales sometidas por el olvido.
Un beso perdido e inocente desaparece entre miles de besos. La eficacia del olvido que trabaja con precisión quirúrgica.
Una madre convertida en sombra por una bala ciega y homicida que de alguna manera inaudita logra olvidar el latido y flota sabe solo Dios en que siniestras oscuridades en la búsqueda de su hijo que yace más allá del recuerdo
La desmemoria es una suerte de extraño y complejo mecanismo cuyas piezas son argumentos más o menos convincentes. Nos convencemos de que hicimos bien en callarnos cuando debíamos haber hablado. Hablamos cuando debíamos haber callado.
Este extremo ejercicio supera la tensión dialéctica y nos borra la cara de cobardes.
Mucha lluvia tendrá que caer para limpiar la suciedad de esta inmunda oquedad en que nos hemos convertido por virtud del Don del pequeño olvido.

ROBERTO JULIO CERELLO

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