Cambio de rumbo
Camina descalza hacia la ventana de la habitación. El calor sofocante y la presión atmosférica baja se han complotado para descargar sobre Bogotá uno de sus mayores aguaceros. Corre apenas la cortina de organza, enfrentándose a un panorama esperado: el agua azotando lo que encuentra a su paso y? las hojas desprendidas arremolinándose sin rumbo.Siente la humedad sobre sus dedos, en contacto con los cristales empañados por la tibieza del cuarto e inevitablemente se observa en el reflejo. Ve una mujer menuda, de pelo ensortijado y piel canela.Pero ve más. ? En cuestión de segundos, la silueta perfilada en la cama se incorpora a su imagen.El temporal arrecia y ella esboza una sonrisa. Ha resuelto compartir la difícil tarea de ser autosuficiente.