Bine
Voy a contarles de Bine, ella es una mujer que conocí en el café que me gusta frecuentar por las noches. Una de esas noches, mientras pedía un café a mí amigo, logre distinguir en la mesa de enfrente a una hermosa mujer que leía acaloradamente el libro “el alquimista”, entre las cosas que me llamó la atención, a parte de su belleza, fue el darme cuenta que, irónicamente, acompañaba esta novela con libros de química avanzada.
Esa noche, no sé porqué, pero decidí acercarme a ella con el fin de hacerle ver mi observación de la ironía de sus lecturas. Cuando llegué a su mesa, me paré enfrente de ella y volteo a verme en forma sorprendida, tal vez porque la había sacado de concentración, o por lo impresionantemente guapo que soy, está bien, porque la saque de concentración, y cuando nuestros ojos se encontraron, le dije que creía que el vivir en un mundo de fórmulas y mezclas químicas debía ser un cuanto frustrante para ella, bajo el supuesto de que la literatura era lo suyo, sólo por el hecho de leer un libro con tanta pasión. Afortunadamente acerté y ella me invitó a acompañarla.
En el café, platicamos de muchas cosas, de sus hijos, de su pasión por la escritura y de lo mucho que le gustaba viajar por el mundo. Platicamos de aquella dama que siempre está con nosotros incluso cuando estamos acompañados: la soledad, entre otras muchas cosas.
Esa noche logre visitar el mundo de una mujer hermosa, soñadora y que creía en la vida, la cual logró recordarme esa pasión por la literatura que siempre olvido. Sin embargo, al despedirme de ella, me cuestionó algo que no le entendí del todo, me preguntó si, después de la plática que tuvimos, yo la consideraba rica. ¿Rica?, mis pensamientos pasaron desde lo material hasta lo banal y aún me pregunto lo que quería decir. Aunque, he de decir que si escogiera una respuesta subjetiva, diría que sí la considero rica, pero en un sentido no material, espero poder volver a verla para decírselo.