AUTORRETRATO
Me levanto de la silla y miro a mí alrededor, tomo un espejo no más grande que mi mano, lo primero que veo son mis ojos café oscuro qué de lejos parecen totalmente negros y profundos, mis parpados caen tapando un poco los ojos dándome una expresión equivocada de ser un ser somnoliento, enmarcando mi rostro, un par de cejas rectas qué casi al final se levantan y vuelven a caer en punta, recordándome los brazos de un murciélago. Ahora me fijo en la nariz, es alineada y termina en punta característica de familia, veo mis labios, son rectos pero las comisuras se levantan ligeramente como imprimiendo el umbral de una temprana sonrisa. Ahora con mi mano froto mis mejillas de escaso bello facial y siento una piel suave, recorro todo el rostro para poder describir como se siente, llego a las orejas, son delgadas y lo que yo diría… normales. Mi cabello corto a los lados se siente como un tapete mullido recordándome a Manolito o Bart Simpson por el corte tipo cepillo en la cima de la cabeza negra qué contrasta con mi piel blanca del tipo latino.
Dejando a un lado el espejo me siento a escribirlo.