Fantasma de Amapola.
Tenía apenas? 10 años cuando dejó de existir. Zumbando por los campos de amapolas en las noches, y no dejando dormir. Una muñeca de papel sostenía en su mano, y en la otra, sueños que no fueron alcanzados.
Muchos en el lugar dicen que su historia es una leyenda, otros, un mito. La han visto los guardabosques, su pequeño hermano y también algunas liebres, y todos han contado que sigue viva y espera la venganza. Es que aquel día ella era la más feliz de las niñas, y en tan sólo un segundo, esa felicidad que parecía eterna, se esfumó.
Es por eso, que anda buscando a esa tal Patricia, que le quitó su más preciado tesoro.
Es que de chiquita estuvo enamorada, del mismo muchacho campestre.
Aquel 13 de abril, todas las familias del barrio se unieron en torno a una rica barbacoa, los niños con los niños, los jóvenes con los jóvenes y los adultos con los adultos.
Por el mismo camposanto en que ella anda ahora en las noches, su príncipe la había “traicionado”.
Bajo la luna llena, y en medio de las amapolas, Patricia y Tomás se besaron, mientras que la niña dejaba su llanto en las ramas del árbol.
Sabía que no iba a ser suyo por siempre, sabía que su campesino prefería a las doncellas de oro, y no de bronce.
Sabía que así no podía seguir…
Entonces, otro día, como al mes…
En una tarde seca y calurosa, las familias se reunieron de nuevo, al mediodía, en el hogar de Patricia…
Sin nadie que la viera, y sin que nadie notara su no presencia, decidió meterse en lo hondo de la piscina, dejando así, solo un cuerpo flotando. No sabía nadar.
Nadie se preguntó ese día, donde ella se había metido, ni siquiera su propia familia… pero la encontraron así, muerta de tal forma, el otro día, el alguacil.
Ahora es así, amigos, que anda rumbeando por el lugar, ofrecida al viento y al recuerdo, como un tesoro en su propia busca.
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Espero que les haya gustado, uy… me costó bastante realizar este trabajo.
Disculpen la demora.
Millicent, 13.-