Las historias de mi abuelita
Era de noche y caminábamos por un bosque en Suecia algunos con unas linternas y mi tía Günvor decidió llevar una antigua lámpara de kerosene esas que usaban mis tatarabuelos a quien nunca conocí. Era lindo salir a recorrer el bosque con toda la familia recordando aquellos cuentos que mi abuela alguna vez nos contó y seguramente alguien había leído en algún libro y ella lo recordaba y nos lo contaba, obviamente añadiendo algo y dándole aún una mayor entonación y dejándonos a todos con las ganas de conocer a esos maravillosos gnomos, cuantos recuerdos vienen a mi mente, cuantas historias maravillosas, cuantos cuadros en la pared tenia mi abuela donde se repetían esas maravillosas y traviesas criaturas…
Siempre soñamos con estar en el bosque y encontrarnos con alguno de ellos como le sucedió a ella, cuando fue a Suecia. Ella nos contaba que un día se encontraba en el jardín de la casa, meciéndose en el columpio que había hecho mi abuelo para ella, y que de pronto vio un hombrecillo salir corriendo y ella quiso perseguirlo. Corrió y corrió atrás de el, vio cuando el se escondió de una manera increíble debajo de una roca, ella comentaba que nunca supo como ese hombrecillo podía tener tanta fuerza ya que ella con veinte años no podía siquiera soñar con levantar la roca.
Otro día ella volvió a ir a la finca de unos amigos y ahí de pronto y de la nada vio como las gallinas salieron espantadas del corral y ella nuevamente vio al hombrecillo que le hacia con la mano que lo siguiera, quería mostrarle un mundo hermoso que ella no conocía un mundo de maravillas, de fantasía. El en esas le mostró caminos que ella ni siquiera sabían podía existir era increíble como el le contaba como se había vuelto un experto caminando por todos los rincones sin que nadie lo pudiera encontrar ya que la gente como nosotros llegamos a ser un peligro para ellos.
Al rato llegaron donde estaban todos los gnomos y ellos se enfurecieron al ver una persona normal entre ellos y le dijeron al gnomo que merecía un castigo, llamaron a votación y lo castigaron sin poder salir a pasear o hacer sus travesuras por cinco años. De pronto ella sintió las lagrimas correr por sus mejillas pensando, si no fuese por haber venido con el, nada hubiera sucedido. De pronto despertó y estaba acostada en su cama con lagrimas en los ojos, todo había sido un hermoso sueño.